viernes, 27 de junio de 2008



El Mejor Hijo del Mundo


-Papi, ¿cuándo me arreglas mi bici?
-Después.
-¿Cuándo es después?
-Ahora no me molestes, estoy trabajando.
-¿En qué estás trabajando si yo te veo ahí sentado escribiendo?
-Estoy haciendo un proyecto para unos niños de El Refugio.
-¿Te demoras?
-Bebé: déjame terminar esto y ya te atiendo ¿vale?
-¿Pero cuándo me arreglas mi bicicleta?
-Después.
-Pero tú me dijiste que me la arreglabas el otro día y ya pasó otro día y otro día…
-Un día de estos…
-Pero un día de estos fue ayer…
-Espérate un momento que necesito terminar esta idea para mi trabajo.
-¿Y para qué trabajas tanto?
-Para cumplir con mis tareas y me paguen.
-¿Y para qué quieres que te paguen?
-Para tener plata para comprarte tus cosas.
-Yo no necesito cosas. Necesito que me arregles la bici…
-Para pagar el arreglo de la bicicleta.
-Yo tengo estas monedas.
-¿Si?, ¿y cómo crees que vamos a comer y el estudio y la ropa?
-Eso no importa. ¡Yo quiero mi bici!
-Dame un minuto.

-Papi, ¿ya es un minuto? ¿Ya casi?
-Si bebé, ya voy a acabar.
-¿Ya?
- A ver: si me sigues molestando no voy a terminar.
-Pero es que necesito mi bici. ¿Por qué no me arreglas la bici?
-¡Por favor dame un momento!
-Papi, ¿quieres algo de tomar mientras tanto?
-Bueno, tráeme un jugo.

-Toma. ¿Te traigo algo para el frío? Mira: te presto mi gorro para el frió.
-Gracias hijo.
-Te presto este carrito para que te sientas mejor. ¿Te ayudo?
-Deja así nene.

-¿De dónde es que son esos niños?
-De El refugio.
-¿Esos niños de El Refugio son muy importantes para ti?
-Son importantes para todos.
-Para mi también son importantes papi. Les voy a prestar lo que mas me gusta.
-¿Tus juguetes?
-No. Mi papi.
-Vamos te arreglo la bicicleta.
-¡Siiiiiiiiiii!

-Está complicado. Hay que buscar un taller.
-Nooooo…. Solo ínflala y apreta este manubrio que está suelto, los frenos no importan, yo freno con el pie o contra los andenes y así sirve.
-Voy a conseguir herramienta.
-Hazlo con la mano. Tú eres fuerte.
-Ten paciencia.
-¿Te acuerdas que un día arreglaste mi triciclo que se le salió una llanta? ¿Y otro día arreglaste mi muñeco de los Fantásticos que se le salió la cabeza?
-No se le salió, tu lo desbarataste.
-Pero lo arreglaste.
-Eso era más sencillo.
-Pero lo arreglaste papi. Tú siempre puedes.
-Vamos a ver.
-Papi, yo quise tener un papá arreglador como tu, y lo tuve.
-Yo quise tener un hijo mamón y lo tengo.
-¿Yo soy mamón?
-Muy inquieto.
-¿Eso es malo?
-No. Eres el mejor hijo del mundo.
-¿Yo soy el mejor hijo del mundo?
-Si. Alcánzame ese inflador. Esta tuerca estará segura mientras le ponemos una nueva.
-Toma el inflador. Tranquilo que yo la voy a cuidar y no la voy a estrellar más contra los andenes para que no se dañe.
-Eso espero.

-Listo. Súbete pues.
-Quedó muy buena papi, ¡mira cómo salto este andén!.
-¡Cuidado!
-Papi quedo buena. Eres el mejor arreglador.

-¿Me llevas al parque?
-huuuuy, ¿plata y dulces?
- No. ¡Sólo quiero que me lleves al parque! ¿Entonces para qué me arreglaste la bici si no me llevas al parque? ¡Tú me dijiste el otro día que me llevarías al parque!
-¡Caramba! Que chino tan mamón.
-¿Entonces para qué me dices que soy el mejor hijo del mundo si no me sacas al parque? ¡Tú me lo habías prometido y lo que tú dices se cumple!
-Bueno, bueno pues… voy a apagar el computador dame un segundo.
-¿Papi ya es un segundo?
-¡Ande pues! Voy a llevar estos documentos para leer.
-No papi no trabajes más ¡te dejo el día libre! ¿Cómo es que vas a llevar trabajo al parque?
-Puedo leer unas cosas mientras tanto.
-Bueno pero no te puedo esperar mucho tiempo.

¡Papá! Ya no te puedo esperar más.
-Ya llegué, voy detrás de ti.
-A que no me puedes alcanzar.
-A que si.
-Corre más
-¡Mierda!
-¿Qué pasó papá? ¿Por qué votaste tu trabajo a ese charco?
-¡Se cayeron las hojas! Ayúdame a recuperar esas que se esta llevando el viento.
-Yo te las traigo papi.
-¡No! ¡No las pises con la bicicleta!
-Tranquilo papi, no seas bobito, es para que no se las lleve el viento.
-No lo puedo creer… hoy es un gran día.
-Si papá hoy es el mejor día de mi vida. Te recuperé estas tres hojas de tu trabajo, ¿las vas a guardar?
- No, ven y te enseño a hacer aviones de papel.
-¡Oigan amigos, vengan todos, mi papá esta haciendo aviones a quien le recupere las hojas de su trabajo! ¿Cierto que si papi?
-Si. El que recupere una hoja le hago pues un avión.

Una Defensa a Vuelo de Pájaro


Una Defensa a Vuelo de Pájaro



Sin medir lo arriesgado de la situación, tomó carrera hacia la avenida cruzándose entre el tráfico difícil que a esa hora del día se dirigía hacia el centro comercial y bajaba raudo del puente. No había forma de pensarlo, ni siquiera se le cruzó por la mente que ponía en riesgo su propia vida por un avechucho maltrecho. Era la vida o la muerte de ese pobre animal que seguramente había sido golpeado por un vehículo pues una de sus alas estaba seriamente lastimada y veía como desesperadamente agitaba la otra, buscando alzar el vuelo o por lo menos arrastrarse al otro extremo de la vía; pero todos los esfuerzos eran infructuosos y seguía corriendo grave peligro.
Logró llegar hasta el sitio en donde se hallaba el pobre animal y entre pitos y frenadas estrepitosas, lo tomó con sus manos en forma de nido con precaución, como si se tratara de una gelatina que podía derramarse, y fué en ese momento en que se dio cuenta de que no era un ave común. Era de un plumaje fino, con el pico alargado y rojizo, con las patas amarillas y su forma delicada y armónica. Nunca había visto un ave de estas características pues asociaba a todos los voladores con palomas que eran muy comunes en la ciudad y fue entonces cuando dedujo que el pichón no era citadino y que seguramente estaba de paso en el sector por una migración hacia alguno de los humedales de las afueras de la ciudad. En este momento sucedió lo inimaginable: pensando en el riesgo de ser atropellado y dirigiéndose al otro extremo de la vía, se sintió atacado por un par de estos bichos que se lanzaban furiosos hacia su cabeza y sentía como ese pico rojo que antes era delicado y fino se convertía en un dardo punzante a punto de hacer blanco. Ahora la prioridad no era salvar al herido, sino salvar su propia integridad pues los furibundos pájaros chillaban tan desesperantemente que sintió la necesidad de deshacerse del animal pero la opción no era tirarlo ahí pues, además de la insensatez del momento y de todos los participantes, un abandono de la misión lo convertia en cómplice del accidente bien por omisión o por agravar el escenario dejando al herido en la misma condición, poniendo en peligro el tráfico y agitando las especies en acto de revolución.
Con el pánico apoderado de si, corrió al extremo de la calle buscando una zona verde más por deshacerse de los atacantes que por asegurar al herido; mirando al frente para ubicar el punto de llegada, pero con la vista en los escandalosos y peligrosos agresores, estuvo a pocos pasos de uno de los árboles en donde se planeó el ataque al samaritano y como pudo pero teniendo la precaución de no lastimar mas al herido, no por compasión sino por no aumentar su responsabilidad en un eventual juicio por negligencia. Pero tal fue su sorpresa al descubrir que habiéndose alejado de la escena del crimen, los pájaros seguían revoloteando por su cabeza con firmes intenciones de arrancarle los pelos y así lo acompañaron hasta que corrió muy muy lejos del lugar.
Finalmente y haciendo una retrospección, pues en su mente había quedado la sensación de culpabilidad por haber hecho algo mal, ya con la mente despejada y la cabeza libre de presión, se dio cuenta que lo único que hace la naturaleza es defenderse a si misma del mayor depredador, que históricamente se vuelve culpable hasta que no demuestre lo contrario y en esta oportunidad aunque las intenciones eran buenas el tiempo era corto y el entorno resultaba ambiguo para un acto de caridad. Era preciso castigar a la humanidad por el dolor de un ave que finalmente tendría que morir porque era como el golpe que simboliza la eterna indiferencia del hombre ante el dolor de la naturaleza de su propia naturaleza que se autodestruye sin ninguna consideración. Sin amor por mi ni por ti ni por él. Descansa en paz…

Maoavellaneda